"Por lo cual si ante mí nada se ensombra
no debes extrañarte, igual que el cielo
no detiene el camino de los rayos."
Y mientras meditaba con la vista
baja, sobre la suerte del camino,
y yo miraba arriba del peñasco,
a mano izquierda apareció una turba
mas tan lentos que no lo parecía.
de almas que venía hacia mi,
y como yo,
Desterrado